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CANTO DE LLUVIA
Al-Sayyab

Tus ojos son palmeras
que refresca el aliento del amanecer
o terrazas que la luna deja atrás.
Cuando tus ojos sonríen las viñas florecen
y las luces danzan
como reflejos de la luna en el río
gentilmente remando al romper el alba.
Como estrellas que laten en la profundidad de tus ojos
y se sumergen en brumas de pesar.
Como el mar tocado por las manos del atardecer
y envuelto en la calidez del invierno y el deshojar del otoño.
Muerte y nacer, oscuridad y luz.

Una ola de lágrimas,
un golpe de alegría que alcanza el cielo
barre mi alma.
Como el temor de un niño asustado por la luna.
Como un arco iris que bebe de las nubes
y se funde luego en lluvia...
Y las vocecitas de los niños en los viñedos,
y el canto de la lluvia
estremecen el silencio de los pájaros
en los árboles...
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
El atardecer bosteza y las nubes
continúan vaciando sus cargadas lágrimas
como un niñito que incesantemente habla de su madre,
a quién no ha visto desde hace un año, cuando despertó,
y a quién dicen: "Ella vendrá pasado mañana...
Ella tiene que regresar",
aunque sus amigos murmuran que está allí
dormida en una tumba al costado del cerro
fundida al suelo, bebiendo lluvia.
Como un triste pescador que arroja sus redes
maldiciendo el agua y el destino
lanzando su canción mientras la luna se retira

Lluvia...
Lluvia...
¿Sabes qué tristeza trae la lluvia?
¿Y cómo los desamparados rompen en sollozos cuando llueve?
¿Y cuán perdido se siente el solitario?
Incesante - como sangre que corre, como el hambriento,
como el amor, como niños, como la muerte - es la lluvia.

Tus ojos flotan a mi alrededor cuando llueve
con las caracolas y las estrellas
al otro lado de las olas del Golfo.
Los relámpagos barren las playas de Iraq
mientras se transmutan en amanecer.
Pero la noche dibuja una sábana de sangre sobre ellos.
Yo le grito al Golfo: "Golfo,
tú que regalas perlas, caracolas y muerte"
y el eco resuena de vuelta
en sollozos
"Golfo,
tú que regalas caracolas y muerte"

Casi puedo oír como Iraq reúne y guarda
truenos y relámpagos en planicies y montañas.
Y cuando los hombres estampan su sello
los vientos no dejan traza
de las Thamudes en el Wadi.
Casi puedo oír a las palmeras bebiendo lluvia.
Caseríos llorando, emigrantes
luchando con remos y velas
contra las tormentas y truenos del Golfo y cantando:
"Lluvia...
Lluvia...
Lluvia..."

Hay hambre en Iraq:
El pueblo mira las cosechas de maíz tiradas
a multitudes y langostas
y mira los molinos que golpean
granos y piedras en los campos
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Para evitar sospechas la noche de la partida
esconderemos nuestras l grimas bajo la lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Desde que éramos niños
el cielo en Invierno se esconde en las nubes
y siempre ha llovido.
Cada año el suelo crece en hojas
y sin embargo tenemos hambre.
E Iraq ni siquiera un año ha pasado sin hambre.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Cada gota de lluvia
sostiene una flor roja o amarilla.
Cada lágrima de los hambrientos
que no tienen harapos para sus espaldas,
cada gota de sangre derramada por un esclavo
es una sonrisa que espera labios frescos
es un pezón que brilla en la boca de un recién nacido
en el mundo joven de mañana, que da vida!
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
E Iraq brota en hojas en la lluvia

Yo le grito al Golfo: " Golfo,
tú que regalas perlas, caracolas y muerte!
Y el eco resuena de vuelta en sollozos
"Golfo
tú que regalas caracolas y muerte"
El Golfo vacía sus abundantes regalos en la arena:
espuma, caracolas y los huesos de un inmigrante
que bebió muerte
en el fondo del Golfo.

En Iraq mil serpientes beben licor de las flores.
Oigo un eco
sonando en el Golfo.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Cada gota de lluvia
sostiene una flor roja o amarilla.
Cada lágrima de los hambrientos
que no tienen harapos para sus espaldas,
cada gota de sangre derramada por un esclavo
es una sonrisa que espera labios frescos
es un pezón brillando en la boca de un recién nacido
en el mundo joven de mañana, que da vida.

Llueve, aun.


Kuwait 1953