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"Eros
y El Talismán".
Capítulo
9.- VAGINA DENTADA O “MAL DE PEYRONIE”
Ciertas tribus creen en el mito de la “vagina dentata”.
Una vagina que destruye el pene.
Una caverna-paraíso tan agresiva que a veces logra una victoria
definitiva, a diferencia de un triunfo temporal del cual el pene,
como es habitual, puede recuperarse.
Camille Paglia, una de las más grandes humanistas de nuestro
siglo, refiere este mito en su libro Sexual Personae.
Irreverente contestataria, anti-feminista a pesar de su apariencia
y estilo, pro homosexual y muy anti-machista, afirma que los hombres
viriles somos expresión de un modo infantil de entender la
sexualidad.
Ella descarta del todo que la vagina pueda representar algún
riesgo para el pene, y afirma, como si supiera algo del asunto,
que el mito de la “vagina dentata” es una creencia sin
fundamento real alguno.
Olvida que los mitos tienen mucho más fundamento que las
religiones.
Son simple testimonio de la experiencia. De modo que el mito en
cuestión es una expresión alegórica de los
riesgos a que se refiere el presente capítulo.
Talvez la Paglia haya visto entrar muchas veces penes erectos y
aun distinguidos, y los haya visto salir finalmente despojados de
su fuerza inicial, asunto del que con razón se jacta, al
igual que muchas mujeres.
Pero no basta verlo salir reducido a una fracción de su tamaño
de entrada para afirmar que “aquí paso lo de siempre”.
También es necesario determinar si algún día
logrará recuperar su prestancia.
Porque no es que salga de la “vagina dentata” mordido
y sangrando como si hubiera jugado a “garganta profunda”
con un tiburón blanco. Es que, como se verá, existe
el riesgo de terminar la tarea con daños importantes en la
estructura del pene.
Y ese daño no se hace evidente en el momento de salida.
Solo se manifiesta en la erección siguiente.
Se debe concluir que la Paglia, mujer en extremo culta y brillante,
es una muestra más de que el curriculum académico
de nada sirve cuando se trata de sexo.
Aquí lo que cuenta son las horas de vuelo. Capacidad de transitar
vertical y horizontalmente distintas capas sociales y diversas culturas.
Nada más equivocado que subestimar el mito de la “vagina
dentata”: un pene mal administrado, en manos de una vagina
sedienta y dinámica, puede terminar con daño irrecuperable.
Es importante conocer este riesgo para conservar con vida esa vara
mágica, no por gruesa menos mágica, ni menos excitante
por tener cabeza irregular en vez de estrella de cinco puntas.
Y no es que el pene pierda la vida a manos de una vagina desbocada:
pierde la forma, adquiere deformaciones tan pronunciadas que pueden
hacer imposible meterlo.
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