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Holbox, México
Darío Varela
. 12.12.2015

Louis, de 12 años, abandonó el telescopio del balcón de su cuarto, un Celestron PowerSeeker Modelo 80EQ, ciento treinta veces mas potente que el ojo humano, bajó las escaleras sin hacer ruido para no llamar la atencion de mamá, que siempre es un peligro, cruzó el comedor y salió al jardín por la puerta de la cocina.
Caminó despacio hasta el nido de la señora picaflor y se detuvo tres pasos antes de llegar a él, porque ella se estiró y lo miró como hace mamá, con intención de pulverizarlo.
Louis alcanzó a ver dos pequenísimos colibrí recien nacidos. Minutos antes, por el telescopio, solo vio huevitos.
Estiró su mano con un puñado de pétalos rojos y la fue acercando lentamente hasta la enojada colibrí, que no apartó un  segundo los ojos de él
Cuando Louis pensó que por fin recibiría las flores, la señora colibri saltó sobre él intentando picarle los ojos.
El muchacho corrió hasta las escaleras de madera de acceso a su casa y se sentó a observar desde lejos el nido de pajaritos.
Fue por el saxo tenor, un Roy Benson, modelo RBTS302, dorado. Miró por el telescopio lo que estaba pasando en el nido y volvió a los peldaños de la escalera observatorio.
Mientras daba las notas de “Mack The Knife” pensaba cómo domesticar a esa máma, la de los colibrí, y no la suya, que ésta no tiene remedio.
Ha estudiado todo acerca de los colibrí, incluso cómo conseguir que vivan donde uno quiere. Contactó por mail y wassap a algunos criadores de picaflor. Estos, son cuello de rubí.
Entonces fabricó una pequeña casa para ellos, color añil por fuera y color camuflaje vegetal en su interior: una mezcla pintada de ramas, hojas verdes y hojas secas. Un close up de selva de colores apagados.
Mamá cuello rubi, talvez porque le gusta la musica que Louis saca del viejo saxofon, inspeccionó la casa nido y se instaló en su interior tras fabricar durante semanas un nido que cubrió con pedacitos de corteza hasta lograr un color bastante parecido al que Louis dio al interior de la casa nido.

Mientras los pequeños colibrí crecían Luis no les perdió detalle, aunque debió destinar algo de tiempo al colegio y muchas horas a encontrar la parte faltante del plano del tesoro.
Este es un tema mas complejo porque no está en internet. También porque es un secreto y porque además cualquiera que supiera de su investigación se burlaría de él, algo que le molesta demasiado.
¿Como explicarlo?
Su casa queda cerca de Nueva Orleans, a orillas del mar. Dentro de la propiedad de sus padres existe un pequeño muelle con la lancha de papa, el Dreams: un Crestliner Sportfish de aluminio de 18 pies con parabrisas y dos motores fuera de borda de 75HP cada uno.
Pescando en el muelle, meses atrás, consiguió un botella que flotaba en cuyo interior venia una carta y el plano de un tesoro enterrado en una playa sin nombre cuya ubicación se podría conseguir siguiendo la dirección que dan las estrellas dibujadas en el propio plano. Pero, ¿desde dónde es necesario partir en esa dirección? No lo decía, aunque mencionaba una moneda atada al corcho de la botella, que llegó sin corcho, a punto de hundirse, lo que podría indicar que el corcho se separó de ella cerca de ahí y debe estar, segun Louis, en alguna de las playas vecinas a casa.
Entonces pasaba las tardes y días enteros en que se arrancaba de la escuela o no iba a clases, buscando la moneda atada al corcho o cualquier moneda que tuviera en ella el nombre de un lugar desde el cual las estrellas se ven como están dibujadas y desde el cual se puede seguir el camino que marcan.
Ahora sabe de estrellas y de guiarse por ellas para navegar, lo que sorprende a papá cuando salen a pescar de noche.
Con el correr de los días se acerca la fecha en que los colibrí se van. Cada año emigran. Vuelan desde ahí, sin parar hasta Mexico, 800 km al sur.
Louis todavía no lo puede creer. ¿Cómo esas pequeñas avecitas pueden volar 800 km sin parar?
¿Qué tal si toma el bote, el día que los colibrí se van, y enfila rumbo a México, de modo que si sus amigos se cansan puedan detenerse en su embarcacion?
Decidió que el día que ellos emigren pondrá la casa nido añil en el bote, para que la reconozcan, y zarpará rumbo a Mexico por si lo ven y por si necesitan de él.
La verdad es que hace mucho tiempo que desea echarse al mar pues bien puede ser que esa sea la única manera de encontrar el corcho con la moneda que muestra la clave para llegar al tesoro.
Después de revisar toda la costa cercana está convencido de que la moneda no ha llegado a estas playas.

Observa a diario a los colibri. Están cada dias mas gordos. Parecen dos o tres veces mas pesados que de costumbre. Su gordura es señal inequívoca de que estan por emigrar.
En las noches quita gasolina a la lancha y la acumula en bidones hundidos debajo del muelle. Piensa que el día del zarpe estará tan llena que no habrá espacio para él, la casa nido añil, el telescopio y la caja del saxo.
Un martes, al alba observa que los tres colibrí se han ido.
Sale con el saxo y el telescopio. Se devuelve para dejar el telescopio. De nada le servirá en el bote.
Va por la casita añil, para embarcarla segun ha planificado pero decide no llevarla. Donde podran vivir si regresan antes que él lo haya hecho?
¿Y el saxo? ¿Tampoco?
¿Qué podría hacer solo en el mar sin el saxo? Lo lleva. También un juego de cuchillos de cocina, las cañas de pescar y la caja de anzuelos, un azadón y una pala.
¿Y comida? Sin hacer ruido vacía la nevera en dos cavas de poliestileno que usan para mantener el hielo cuando se van de pesca.
Cuando está listo para zarpar ya es bastante tarde. Le ha costado mucho subir al bote los bidones de gasolina y el agua que tenía guardada bajo el muelle.
Papá querrá matarme, dice, mientras arranca los motores para alejarse rápidamente de casa.
La primera media hora de viaje, rumbo Sur, a veces miraba hacia atrás, temiendo que alguien pudiera seguirlo. El resto del tiempo su mirada recorría el mar en busca del corcho y la moneda.
Cuando perdió de vista la costa apagó uno de los motores para ahorrar combustible y para tenerlo de reserva.
Si los colibri no vuelan en bandada cuando emigran, ¿qué posibilidad habría de ver a los suyos contra el azul interminable del cielo?
Son tan pequeños que dificilmente podría distinguirlos de las manchitas negras que aparecen en su visión cuando fija demasiado los ojos en ese cielo sin manchas, sin nubes, liso, sin palabras.
Se escondió bajo una lona que tendió desde el parabrisa de la lancha, tocó saxo, comió y sacó cuentas.
500 millas son 430 millas náuticas. A 15 nudos son mas o menos 30 horas de viaje. Repitió la cuenta algunas veces hasta que se durmió.
Al tercer dia de viaje estaba asustado. Las olas eran mucho mas grandes que las que había visto alguna vez. La costa de Mexico o de algún país del Caribe, si es que ya no estaba en el Golfo, no terminaban de aparecer. Tiene bastante agua y ha comido exquisitos ceviches que prepara con los pequeños pescados que le procuran sus cañas y con los limones que todavia le quedan. Pero está asustado.
Tambien se pregunta qué realmente pretende con este viaje, pues comprende que jamás encontrará la moneda en la inmensidad del mar. ¿Cansado de mamá? ¿de mis hermanos? ¿deseos de aventura? ¿de llamar la atención? Probablemente no. Algo le dice que lo que realmente quiere es encontrar el tesoro. No es que quiera ser rico. Es que le seduce la idea de encontrar un cofre, abrirlo y empezar a sacar de su interior objetos antiguos y extraños. ¿Cómo hará para esconder todo? Sabe que no quiere compartir el secreto ni el propio tesoro con nadie.
En la tarde de ese tercer día las olas se han calmado y el cielo está lleno de nubes grises que dejan pasar rayos de sol.
A lo lejos apareció una isla, ancha y sin cerros.
Cuando está a algunas cuadras de la playa, un rayo de sol se cuela solitario entre las nubes y pinta sobre la arena distante una mancha que parece una moneda dorada.
Talvez ahí está escrito el origen del plano. Fija la vista una y otra vez buscando referencias en las inmediaciones del punto donde el sol dibuja la moneda. Sabe que en cualquier momento el rayo desaparecerá y la arena volverá a ser toda igual.
De pronto, exactamente ahí donde el sol marcaba la moneda, algo se movió.
Y aunque el rayo de sol desapareció, algo dorado seguía brillando o destacando sobre la arena.
Estaba próximo a la costa cuando la mancha dorada se movió por segunda vez: se puso de pié y se convirtió en una niña de pelo rubio, casi de su edad, piel dorada, faldita color carne de mango que miraba al extraño que venía en una lancha.
Adiós tesoro, se dijo. Espero que no hable demasiado porque es algo que no soporto.
Habla demasiado en un dialecto extraño parecido al español que casi nunca habla su madre, allá en New Orleans.
Ella se llama Aracelis. La isla, Holbox o algo así. Está cerca de México. Hay colibrís que llegan en esta época del año. No ha visto ninguna moneda atada a un corcho.
Pronto ella está dentro de la lancha curioseando. La caja del saxo la pone insoportable. No le queda mas remedio que abrirla. Es para peor. Ahora quiere saber para qué sirve el saxo. Louis, que lo respeta mucho, en vez de soplarlo y hacer un ruido cualquiera lo bajó a tierra y caminó hasta que consiguió un tronco sombrio donde sentarse.
Entonces desenhebró “Moon river” y despues “Bridge over troubled waters”.
Ella escucha inmóvil.
Louis no comprende el ambiente que se ha creado. No sabe si toca para sí mismo o para esa pequeña desconocida de edad insoportable, porque tiene esa edad que convierte a las chicas en algo que él no tolera. Pero ahí está tocando para ella, que ha perdido el habla, la inquietud, la curiosidad y que vuelve a ser la moneda dorada tirada sobre la arena sin pistas de la clave del tesoro.
Ella no habló mas ni dijo nada. El se mantenía en silencio y luego tomaba el saxo para entonar otra canción.
Así se hizo de noche. Ella insistio en llevarlo a su casa, que él imaginaba parecida a la suya, cerca del mar.
Dentro de la choza cocinaba la madre de Aracelis, Deyamira, una brasileña de piel dorada, rostro delicado, ojos verdes y hermoso cuerpo duro como un delfin, talvez 30 años, abandonada por un venezolano que lo unico que dejó fue el cuatro que toca Aracelis.
La casa es de un solo ambiente. El baño, un hueco en la tierra, un pozo séptico, a 30 pasos de ahí, entre las matas. Madre e hija comparten la única cama. Deyamira quiere saber de donde salió ese negrito tan lindo con un saxofón. Le costó creer que ha atravesado sólo el Golfo, desde Nueva Orleans.
Louis le explicó que los colibrí, que apenas pesan algunos gramos, cruzan el golfo volando sin parar. Qué duda puede caber que un hombre hecho y derecho como él puede hacerlo sentado en una lancha con dos motores de 75 caballos. Deyamira se rie del niño y quiere ver el bote. Louis piensa que quiere verlo para creerle.
Entonces salen y caminan hasta donde escondieron el bote. Louis las invita a navegar. Dayamira alega que es de noche. El, que es un experto en las estrellas y que si quiere puede llevarlas a su casa en Nueva Orleans, aunque necesitaría comprar gasolina y casi no carga dinero.
Esconden el bote y regresan a la choza. Cenan arroz blanco frito en aceite y luego hervido en agua. Nada mas.
Deyamira quiso saber qué puede hacer Louis con el Saxo. El muchacho lo sacó de la caja y tocó “Voce nao entiende nada”. Ella le dijo esa no es canción para un niño como tú.  Entonces Louis pasó a “Minha Historia”, también de Chico Buarque. La mujer dejó sus quehaceres, se sentó a escucharlo. Ya en esa parte de la canción que dice “con su viejo vestido cada día mas corto”, Dayamira lloraba en silencio. Finalmente Louis interpretó “O malandro”, la versión Buarque del clásico “Mack The Knife”.
Cuando ve que no encuentran un espacio donde hacerlo dormir, Louis dice que puede hacerlo en el bote. Dayamira no lo permite. Con sábanas y cobijas improvisa una cama en el piso. Pronto todos duermen.

Al amanecer, los rayos de sol atraviesan la choza horizontalmente como rayos láser en las películas donde roban un museo. Louis caminó hasta la playa mientras ellas duermen.
Al poco apareció Aracelis.
Louis le dijo debemos ir a pescar.
Ella pregunto por qué. Después quiso saber cómo.
El dijo para que comamos un gran almuerzo con mama. Te enseñaré. Es fácil y entretenido.
En la lancha se alejaron algunas cuadras mar adentro y tiraron cañas. Al cabo de un par de horas tenian 25 pescados grandes y pequeños. Rojos, verdes, azules, grises, tornasolados, vestidos de vitral.
Dayamira dijo no saber qué hacer con tanto pescado. Cinco serian suficientes porque no tiene cómo refrigerarlos.
Aracelis propuso vender el resto en el pueblo. Los acomodaron en un canasta. Horas después los habían vendido. Compraron platano maduro, vegetales, pasta italiana, salsa de tomate, huevos, diversas provisiones, agua, dos cavas de plumavit y bolsas de hielo. Cuando llegaron a almorzar mamá les tenia arroz con pescado. Al ver las provisiones les prometió una cena maravillosa.
En la tarde los niños construyeron una casa nido para colibris. Aracelis piensa que Louis no está muy bien de la cabeza. El le dice que mañana la despertará muy temprano porque quiere ver si han llegado colibrís y pescar cien pescados.
¿Cien pescados?
A media mañana ella es una experta. Cuando suben el pez número cien, un mero pequeño, van en el bote hasta el muelle de la isla. No tardan mucho en venderlos todos, excepto tres que llevan a casa.
Louis compra gasolina. Entrega el dinero sobrante a Dayamira. Ella no  quiere recibirlo. El lo deja sobre la mesa y sale a tocar saxo. Aracelis lo acompaña tímida con el cuatro. Louis le enseña la letra de algunas canciones y se las traduce. Ella aprende rápido. Tiene una voz maravillosa.
Louis deja de tocar para escuchar su canto. Ella no comprende y deja de cantar. Louis piensa que esa voz no necesita más acompañamiento que el murmullo de la brisa en las palmeras. Intenta enseñarle “Tonada de luna llena” pero terminan riendo sin saber por qué.
En la tarde constatan que una mamá colibrí está construyendo dentro de la casa nido. Louis explica a Aracelis que ellos vienen por el sonido del saxo y que mañana lo harán para escucharla cantar.

Así pasaron dos meses. Muchos pescados. Pocos colibri. Incontables canciones al atardecer.
Dayamira alquiló un pequeño tarantín a orillas de la playa y comenzó a trabajarlo como restorán. Los chicos la ayudan en todo. Traen el pescado, fabrican mesas, atienden a los clientes. Louis sabe hacer de todo. Aracelis se desvive por ayudarlo.
Una mañana, mientras Aracelis toma sol en la playa, Louis dijo a Dayanira que debe regresar. Le propuso que compre su propio bote y que instale en él uno de los dos motores que tiene el suyo.
Si bien ella se opuso, pronto había comprado un bote de aluminio de 12 pies, al que le instalaron uno de los fuera de borda del Dreams. Ahora la vieja lata de aluminio vuela por el mar.
Una mañana, sin decir palabra ni despedirse, Louis salió de la choza de Aracelis. A pocos pasos camino a la playa tropezó con una moneda oxidada amarrada a un corcho. La moneda era ilegible. La tiró en el  Dreams y tomó rumbo a casa empujado por el único motor.
Louis comenzó a llorar cuando la isla de Holbox todavía no desaparecía en el horizonte. Lloró hasta que se hizo de noche. Aunque se sentia en casa en medio de las estrellas, su alma sangraba un mal desconocido. Al amanecer tiró la lona desde el parabrisas y se echó a dormir bajo ella.

Cuando llegó a casa, papá y sus dos hermanos no cabían en sí de gozo. Mamá lo regañó durante horas. Louis la miró detenidamente y creyó comenzar a entenderla. La interrumpió para pedirle permiso para tocar saxo. Ella siguió regañándolo. El comenzó a deshilachar bajito algunas canciones tristes hasta que mama se calló y desapareció hacia el interior de casa.
Tendré que aprender a domesticarla, se dijo él. ¿Qué será lo que le falta que no puede descansar, estar quieta, querer y dejarse querer? ¿ Cómo aprender a cuidarla?
¿Cómo puede ser que una persona que habla y cuyo corazón late a 70 pulsaciones sea más dificil de entender que un pajarillo que no habla y debe impedir que estalle en su pecho un corazón que dispara sangre 1.200 veces por minuto?
¿Será que a mamá también hay que dejarle comida por ahí y flores desmayadas en cualquier rincón y que a medida que las encuentre se ablandará su corazon o se animará a mostrar sus sentimientos?
Volvió a la escuela, los colibri, las estrellas, el saxo.
“Es justamente de Nueva Orleans”. Despues de mucho limpiar la moneda que encontró en Holbox decidió llevarla a un experto. Supo así que se trata de un “quarter eagle” de oro (dos dolares y medio) estampada por la casa de moneda de Nueva Orleans en 1856. Esto significa que si la moneda que menciona el plano del Tesoro es efectivamente esa, el viaje para encontrar el Tesoro debe comenzar desde Nueva Orleans y debe desarrollarse siguiendo las estrellas que muestra el plano.
Lo malo para Louis y para los muchos colibrí que ahora viven en la casa nido añil, es que un primer análisis para determinár hacia dónde lo conducirían las estrellas si saliera de Nueva Orleans sería precisamente la isla Holbox, que es donde encontró la moneda.
¿Como puede haber estado la moneda en Holbox? ¿Será que alguien ya salió desde Nueva Orleans, encontró el tesoro y tiró la moneda por ser de ningun valor comparado con la fortuna que encontró, o será que tiro la moneda desencantado porque no pudo encontrar tesoro alguno?
A su pesar comprendió que no puede volver a Holbox hasta dentro de algunos años o al menos hasta el proximo año cuando los colibri emigren y todos en casa hayan olvidado que él es capaz de desaparecer en cualquier instante.
Papá, que apenas pudo comprender que Louis haya regalado uno de los motores del Dreams, antes del regreso de Louis  ya había comprado una nueva lancha mucho más grande que la otra.
Al regreso de Louis, papa se quedó con las dos lanchas, lo que significa que el día que se vaya Louis tendrá que decidir entre irse en el Dreams o dejarle el Dreams a papá, que sería lo más lógico, por que si el tesoro es muy grande el Dreams podría hundirse, en cambio la enorme lancha nueva de papa, el “Beloved”, un Crucero 3288 Bayliner Flybridge de 32 pies puede cargar un tesoro cincuenta veces más grande.
Louis analiza incansablemente el plano del Tesoro y concluye que debe estar próximo a la choza de Aracelys. No se resigna a la idea de haber estado tan cerca de él y haber perdido el tiempo en ayudar a su mamá de Holbox a salir de la pobreza, cuando con solo encontrar el tesoro podría haberle comprado cualquiera de los hoteles que hay a orillas del mar en Holbox, algunos incluso ya con casitas para colibrí.
Qué ganas de oir cantar a Aracelis. Piensa que nadie, ni Billie Holiday, ni Ella Fitzgerald ni María Betania cantan como ella.
¿Cuántos colibrí habrá en la casa nido de Holbox?
Piensa que el año de espera hasta las nuevas migraciones se le hará demasiado largo. Que mamá estará encima suyo tratando que recupere el tiempo perdido en el colegio.

Lentamente los estudios y las tareas van ocupando su tiempo hasta que un día se sorprende al observar que los colibrí estan engordando, seña inequivoca de que comenzará la nueva migración.
Louis, que comenzó a preparar secretamente el viaje, se sentía extraño, con un terrible dolor de cabeza que se hacia mas intenso al mirar la luz. Cada día esperaba amanecer bien para poder zarpar, hasta que lo llevaron al hospital. Una semana después estaba de regreso en casa, en cama, bajo un tratamiento que tomaría 40 días.
¿Por qué no dejó su móvil a Aracelis? Talvez ellas ya podrían haber contratado el servicio y se estarían comunicando.
Cuando sanó estaba tan débil que abandonó la idea de partir. Decidió hacerlo el próximo año.
Y aunque los días pasaron rápido le dieron tiempo para organizar el viaje.
Trabajó tanto como los estudios se lo permitieron. Así pudo ahorrar bastante dinero. Robó de casa comida larga duración y juntó gasolina y agua como para dar la vuelta la mundo incluso con Aracelis. Hizo dos copias furtivas de las llaves del Beloved. Se lo imaginaba casi hundido por el peso del tesoro, brillando de oro y diamantes en medio del mar.

Una mañana, cuando ya no quedaba ninguno de los ultra gordos colibri, tomó el saxo y partió. Llevaba palas, rastrillo, asadón y muchas bolsas de cuero para almacenar las monedas.
Tres días después estaba en Holbox, pero aunque estaba seguro de haber fondeado frente a donde había estado la choza de Aracelis, no había rastro alguno de ésta.
El tarantín donde Deyamira había instalado su pequeño restoran, estaba abandonado. Apenas algunas iguanas.
Paseó la costa de Holbox, primero buscando el bote de aluminio de Deyamira y después intentando reconocer su antiguo motor fuera de borda de 75 HP en cualquier bote en cada embarcadero.
Después de tres dias buscándolas se preguntó qué clase de hombre es él, que en vez de concentrarse en encontrar el tesoro se dedica como un bebecito a buscar a una mal criada, que con dos años mas de edad ahora sí Aracelis debe ser muy malcriada, y a su preciosa mamá que es exactamente como él quiere que sea su esposa cuando él sea viejo y se enamore.
Comenzó la primera excavación despues de mucho estudiar el plano hasta quedar convencido que el lugar es exactamente ese y no otro. Seis horas le bastaron para retomar el plano del Tesoro y, como astrónomo que es, encontrar otro modo de interpretarlo. Así dió con el lugar exacto donde nació el segundo agujero con su correspondiente montón de tierra. Y pasó treinta días excavando y dando tumbos por la costa Norte de la isla, hasta que concluyó, despues de ver desde la lancha los miles de promontorios que ha dejado por toda la isla, que el Tesoro no está ahí.
Movido por la desesperación se convenció de que el Tesoro puede estar en la costa Norte de la Peninsula de Yucatán, justo detrás de la isla, pues también así se puede interpretar el plano del Tesoro, pues si bien las estrellas muestran en qué dirección está la costa, no precisan si el Tesoro está en la primera o en la segunda costa que uno se encuentra al navegar en esa dirección. De modo que se dirigió hasta tierra firme y pronto cien montoncitos de escombros y pequeños agujeros  comenzaron a dar cuenta de su febril actividad en la costa Mexicana.

Llegó el momento en que cada amanecer sentía mas deseos de abandonar la búsqueda del Tesoro y reiniciar la de Aracelis y en que las noches lo invitaban a regresar al tedio de la escuela en Nueva Orleans.

El atardecer anterior al día que tenía previsto para su regreso, escuchó el callado rasgar las aguas de una pequeña embarcación cercana. Corrió a la cabina del Beloved e intentó arrancar los motores, pero no alcanzó a hacerlo. Primero dos y luego un total de ocho mexicanos armados lo amarraron, ataron su pequeña embarcación tras el Beloved y tomaron rumbo al Oeste, hacia la costa caribe de la península de Yucatán. Después de revisar los documentos que encontraron en el Beloved, los partidarios de dejarlo vivo para pedir rescate por él lograron imponer su criterio.

Louis colaboró con sus captores desde el primer momento. Les dio indicaciones para guiar el Beloved y se mantuvo en el puente cuidando que no se acercaran a la costa para evitar que la lancha pudiera encallar. En la mañana ayudó a preparar desayuno para todos y luego, mientras los demás comían, tocó saxo.
Los mexicanos hacían comentarios burlones entre ellos acerca del negrito que se comporta como un esclavo y toca jazz.
Cuando llegaron a Cancún ya habían rebautizado al Beloved. Ahora lucia un bello letrero “Sonora”, y bandera Mexicana.
Desde ahí los secuestradores hablaron por Viber, desde el móvil de Louis, con el padre del muchacho. Pidieron 10 millones de dolares por él. Walter, el padre, solicitó algunos dias de plazo para reunir tanto dinero como pudiese, les anticipó que jamas podría conseguir 10 millones. Les pidió reconsiderar el monto del rescate.
Las negociaciones, que duraron meses no condujeron a acuerdo.
Un grupo SWAT del gobierno de USA se dejó caer una noche, en Cancún, en tres helicópteros, violando tratados y soberanía, y se enfrentó sucesivamente a cuatro grupos criminales locales intentando rescatar a Louis.
La información de inteligencia acertó el país e incluso la ciudad, lo que es un verdadero éxito para una organizacion como la CIA que cuenta con el apoyo de la NSA, pero estuvieron lejos de acertar cuál era el grupo local que tenía en su poder a Louis. Finalmente se fueron con las manos vacías y además perdieron una de las naves por fallas mecánicas: se le detuvo el motor, no lo pudieron arrancar y no aceptaron la ayuda de un mecánico local que se acercó hasta ellos y les pidió 1.000 dólares por poner en marcha esa basura igual a las que hasta el año anterior él reparaba para los americanos en Afganistán.
Si por un momento los swat hubieran apagado los motores de todos sus helicópteros habrían podido escuchar el saxo de Louis, que a esa hora tocaba en la fiesta que daba Pedro Díaz, el líder de sus secuestradores, pero entonces el motor de ningún helicóptero habría arrancado, todos los SWAT estarían muertos y sus armas estarían en manos del crimen organizado local.
Eliecer Estrada, capo mafioso amigo de Pedro Díaz, llegó a la fiesta acompañado de la que se rumorea es la mujer mas bella de Yucatan. Eliecer había oído que en Holbox, vendiendo platos de pescado en su propio tarantín, dueña de una pequeña lancha, se ganaba la vida para educar a su hija una brasileña tan hermosa como jamás se había visto en México. Entonces sus hombres fueron por ella.
Tan pronto llegó a la cocina despues de tomarles el pedido, Deyamira ordenó a Aracelis escapar por el monte hacia la derecha. Y sin perder un segundo ella también corrió hacia la selva, a la izquierda, para proteger a su hija, pero no llegó muy lejos. Los hombres de Eliecer la llevaron mar adentro hasta dejarla en Cancún en manos del jefe. Nunca más supo de Aracelis.
Cuando Eliecer y Deyamira hicieron su ingreso en el salón de fiesta se hizo un murmullo que apagó la musica. Deyamira sintió que todos la miraban y pudo oir comentarios y exclamaciones que fueron bajando de tono hasta que la música volvio a escucharse
Deyamira percibió algo familiar en el ambiente. Le traía del pasado una sensacion dulce y triste. Luego distinguió que era el saxo, que a veces tocaba en solo, lo que la ponía mal. Eliecer bailaba con su esclava que parecia tener ojos para nada y para nadie. Finalmente ella no pudo evitar fijarse en el saxofonista. Eliecer, que la sintio estremecerse, preguntó “Qué te pasa amada”. Ella, temblando dijo “Nada, Eliecer, nada… Talvez estoy algo mareada, quiero sentarme”
Louis la reconoció apenas hizo su entrada, aun antes de verle la cara. Su manera de caminar era informacion suficiente. Deyamira!!! Aunque esa noche tocó solo para ella, no se atrevió a volver a mirarla, de modo que nunca sus ojos se cruzaron aunque Eliecer se retiró tarde y borracho, colgado de su maravillosa esclava quien le dijo al salir que quiere que esa orquesta toque en la fiesta que dentro de un mes darán en casa.
Probablemente Eliecer estaba demasiado borracho para oirla, de modo que Louis nunca supo de esa fiesta.

Gracias a su música Louis  pudo acercarse a Pedro Díaz.  Y no solo toca para él. Como aparenta mas edad de la que tiene, incluso alguna vez le sirvió de chofer, fue de pesca en alta mar y cocinó para él de modo que fue pasando de esclavo secuestrado a algo cercano a un hijo adoptivo. Logró crear la pequeña orquesta que formó con algunos de los criminales que trafican y matan para Pedro y, para socializar con ellos, aprendió artes marciales y practicó en el uso de armas de fuego y explosivos, aunque jamás participó en las operaciones criminales que la organizacion de Pedro Díaz desarrollaba.
Louis nunca supo que sus secuestadores habían resuelto eliminar a Eliecer y su pandilla, para quedarse con las zonas de Cancún que controla Eliecer Estrada de modo que se llenó de ilusión por ver a Dayamira cuando meses despues supo que habría una nueva fiesta en casa de Pedro Díaz a la que asistiría su amigo Estrada.
Louis tampoco se enteró de nada cuando poco despues de la entrada de Eliecer y su hermosa esclava a la sala de fiestas, lo cuerpos de los homrbes de Estrada comenzaron a caer apagadamente en el estacionamiento vecino y luego en los corredores y áreas de servicio de la casa de Pedro Díaz.
Grande fue su sorpresa cuando finalmente el enfrentamiento entre bandas estalló en la propia sala de fiestas, donde Eliecer sangró en silencio, entre los cadaveres de sus guarda espaldas, hasta que se le nubló la triste mirada que mantenía sobre su aterrorizada esclava.
Y aunque todo hacia pensar que Pedro Díaz habia sido exitoso en su intento de eliminar la pandilla de Estrada, la llegada de varios lugartenientes  de éste, acompañados de cientos de esbirros convirtió la fiesta-celada de Díaz en una carnicería que ocuparía las portadas de los periódicos de todo México.
Louis dejó tirada la caja del saxo en el  escenario, corrió hasta Deyamira, la tomó de una mano y arrancó con ella hacia dentro de la casa de Pedro Diaz, que conoce hasta el último rincón.
Mientras el enfrentamiento entre bandas alcanzaba su apogeo, Louis saltó por una ventana, llevando a Deyamira, el saxo y una mochila con armas y municiones y con el dinero que logró reunir durante su cautiverio, regalos de Pedro Díaz,  quien mucho apreciaba su música.

Pronto se internaron en el murmullo de grillos, sapos y hojas de la selva vecina. Guiándose por las estrellas se acercaron a la orilla del mar Se mantuvieron toda la noche cubiertos por la selva, al borde la playa.
Cuando por fin recuperaron el aliento y pudieron cambiar palabras, Deyamira quiso saber cómo Louis se hizo parte de la pandilla de Pedro Diaz.
Louis, que  solo queria saber de Aracelis, contó su segundo viaje a Holbox, sus excavaciones en busca del Tesoro en tierra firme en Yucatán y el secuestro en el que lo despojaron del Beloved. En este momento de su relato Pedro comprendió que la única posibilidad de salir de Yucatán sería recuperar el Beloved que probablemente estará amarrado al muelle de Pedro Diaz, cerca de la casa desde la que se han alejado un par de horas. Entonces se interrumpió, le dijo a Deyamira que no se moviera de ahí aunque demorara días en venir por ella y que tan pronto viera una enorme lancha detenerse frente a la playa se echara a nadar hacia ella tan rápido como pudiera.
Antes que Deyamira alcanzara a decir palabra Louis corría por la selva de regreso a casa de Pedro Diaz, en busca de la lancha ahora llamada Sonora.
Tal como esperaba, el enfrentamiento entre bandas había terminado y en el muelle solo estaba Guillermo, el cuidador, un viejo delgado y tembloroso que le contó que los hombres de Estrada habían aniquilado a Pedro Diaz y los suyos, que se habían llevado a sus muertos y heridos y que pensaba que solo al amanecer las autoridades se atreverían a presentarse en el lugar para levantar los cadaveres de la pandilla de Díaz.
Como el viejito no sabia qué hacer para salir de ahí sin que algún hombre de Estrada pudiera matarlo, Louis lo llevó consigo cuando finalmente logró arrancar el Sonora y alejarlo lentamente del muelle de Pedro Diaz, intentando no  hacer ruido ni dejar estela. Una hora después detuvo el Sonora frente a la playa donde dejó a Deyamira y comenzó a esperar por ella.
Tan pronto vio la hermosa embarcación Deyamira caminó hasta el agua y nadó lentamente hacia ella tratando de no salpicar ni hacer ruido, por lo que llegó hasta el Sonora cuando Louis ya había decidido nadar hasta la playa a buscarla.
Cuando estuvo a bordo del Sonora Deyamira no quiso probar bocado ni dijo palabra alguna: se acostó en la cama del pequeño camarote y se durmio.
Louis puso rumbo a Holbox todavía llevando consigo al viejo Guillermo. Una vez allá, anclaron frente a la costa NorEste de la isla.
Al amanecer el viejo Guillermo navegó hasta la isla en el dingy, el pequeño bote de goma, lancha auxiliar con motor fuera borda de 25HP que Pedro Díaz agregó al Sonora. Iba en busca de provisiones, gasolina y pintura. Louis que no se atreve a abandonar el Sonora, permanece atento a cualquier embarcación que pueda aproximarse, siempre listo para darse a la fuga.
Deyamira despertó a las 2 de la tarde preguntando por Aracelis. Louis se sorprendió que mamá no supiera de ella. Entonces la brasileña le contó cómo fue secuestrada y las instrucciones que le dio la última vez que vio a su hija.
Louis, tras escucharla tocó un par de canciones en el saxo. Fueron suficientes para convertir las tristeza de Deyamira en llanto y la apagada tarde en una intensa lluvia.
Despues de un  largo silencio Louis dijo a Deyamira que no se preocupe, que él ya ha diseñado un sistema infalible para recuperar a Aracelis.
Y cómo sabes si ella siquiera está viva, preguntó la madre.
Porque es como yo, dijo el muchacho. Un raton, una anguila, un "split end wide receiver" de futbol americano. No creo que alguien haya podido ponerle la mano encima.
Pues a ti bien que te pusieron las manos encima, contestó ella. Y después de un silencio preguntó ¿Cual es el plan para encontrarla?
Fácil, dijo el. Reconstruiremos la choza en que vivías cuando te conocí e instaleremos cerca de ella un par de casas nido para colibrí, que ya han de comenzar a llegar en esta migración. Si Aracelis está viva es probable que pase con frecuencia por donde vivías y por donde tenías tu tarantín. Además, es seguro que vendrá a ver la llegada de los colibri. Ella será el primer pajarillo que se acercará a nuestras casa nido azul índigo.
Al día siguiente estaban reconstruyendo la choza. Louis se dijo que jamás habia visto trabajadora tan incansable como Deyamira. Desde que comenzaron no se detuvo más. Dormía apenas un par de horas. Parecía una mama colibrí haciendo su nido y, tal como ella, se entretenía más de la cuenta en los detalles y las terminaciones, a pesar de cuán modestos eran los materiales que emplearon para construir la choza. Pronto también estuvieron terminadas las dos casa nido color añil. Los desfallecientes colibrí que llegaban tras haber cruzado el golfo sin detenerse una sola vez, caían cerca de la choza y tras alimentarse con las flores y matas que encontraban seguían viaje hacia la península. Pero algunos se quedaron en las casitas añil.
Una tarde que Aracelis caminaba  por la playa inmediata al lugar donde habían vivido, descubrío la choza. Casi identica a la que fuera su casa, casi exactamente en el mismo lugar. En resumen, veía un imposible. Pensó que era un sueño, o una alucinación. Pero no. Ahí estaba. Entonces descubrió la hermosa lancha solitaria anclada a lo lejos y presintió que le habían tendido una trampa. Con la mayor naturalidad giró sobre sí misma y  caminó en dirección contraria. Temía haber llamado la atención de alguien que pudiera estar observándola. Cuando le pareció atisbar dos casas nido color añil, pensó que ha perdido la razón y sufre alucinaciones que parecen reales.
Decidió nunca más volver a ese lugar que le trae recuerdos tan hermosos y tan tristes que han logrado desquiciarla.
Como tantas veces que ha venido a Holbox desde que desapareció su madre, tomó el ferry de regreso a Caracol y regresó a casa de Jacinta, la mujer que la  ayudó el día que deambulaba hambrienta por Chiquilá, en la costa sur de la isla, desde donde salen los ferry desde Holbox a Caracol, un pueblo en tierra firme de Yucatan.
Esa tarde Jacinta se sintió sobrecogida al ver a esa hermosa niña, la propia imagen de la desolacion y se acercó a ella como a un pajarillo herido, intentando no sobresaltarla.
Aracelis exhausta y  desfalleciente de hambre no estaba en condicion de arrancar de nada ni  de nadie. Las delgadas palabras de Jacinta fueron almíbar para su tristeza. Y apenas pudo controlarse para no arrancarle de las manos las galletas y el agua que Jacinta sacó de su bolso.
Para no asustarla Jacinta le ofrecio su casa en Caracol, solo por esa noche, porque al dia siguiente llegarían visitas, y compró para Aracelis un pasaje de ida y regreso hasta Caracol, de modo que la muchacha sintiera que podría regresar a Holbox cuando quisiera.
La chica despertó dos dias despues en la bella casa de Jacinta en Caracol, donde no había nadie. Aracelis comió lo que consiguio en la nevera y se quedó echada en un rincón como un colibri recien llegado de cruzar el golfo. Se preguntaba si por fuera la casa de Jacinta sería color añil.
Tarde llegó esa noche su benefactora. Estuvieron hasta el alba, Aracelis contando acerca de su madre y Jacinta de los hijos que tuvo con el pescador que nunca mas volvió y de cómo murieron uno y luego otro y finalmente el tercero, uno de fiebre inoculada por un mosquito y los otros dos de fiebre inoculada por la riqueza que ostentaban sus amigos de infancia que habían resuelto sumarse a una pandilla de narcotraficantes en Cancún o en Mérida y que se los llevaron con ellos hasta que un día supo de la muerte de uno y dos años después de la muerte del último.
Madre que pierde a un hijo enloquece, terminó Jacinta. Se vuelve loca del todo o un poco loca, pero ya no tiene compón. Yo, que le temo a la locura, me refugié en la música y en la escuela de Caracoles, donde doy clases no de música, que es mi profesión, porque en la escuela no se da esa materia, pero sí de literatura, que simpre me ha gustado mucho leer novelas y conocer la vida de los grandes escritores.
Jacinta le prometió que ese fin de semana irá a Holbox y visitará el tarantín y la choza de Deyamira en busca de noticias o de pistas de ella. Alentó a Aracelis a no seguir asustada y le dió esperanzas de que pronto encontrará a su madre y vendrán por ella.
Jacinta fue por Deyamira el sabado temprano y regresó esa noche sin noticias, pues no quiso contar a Aracelis que en Holbox se comenta que fue secuestrada por los hombres de Eliecer Estrada. Solo le dijo que no se consigue y que nadie sabe dar razón de ella.
Aracelis pasó meses en casa de Jacinta viendo videos en Youtube y cantando día y noche. En casa de Jacinta hay un piano y una guitarra que pronto aprendió a tocar, siguiendo las instruciones que dan dan en Youtube, y solo en la medida necesaria para acompañar sus canciones. El plan es retomar su educación formal tan pronto comience el próximo año escolar.
Tras las primeras dos semanas en casa de Jacinta, Aracelis reunió fuerzas para atravesar a Holbox para intentar averiguar acerca de Deyamira. Todos dijeron saber nada de ella. Su choza, abandonada, mostraba las primeras huellas del viento y la lluvia. Las casas nido estaban vacías. El tarantín ha sido alquilado por unos dominicanos que nunca conocieron a Deyamira
La muchacha siguió yendo todos los meses a recorrer Holbox en busca de su madre. La choza fue desapareciendo. Mas de un año despues aparecieron muchos montones de tierra en las inmediacines de donde había estado la choza. Como si alguien hubiera estado buscando algo.
Hasta que llegó el día en que regresó desencajada a casa de Jacinta convencida de padecer alucinaciones. La mujer le preguntó muchas veces qué pasa con ella. Y mucho mas le extrañó que hubiera dejado de cantar.
Aracelis no se atrevió a comentar a Jacinta lo que creía haber visto. Diez días después reunion fuerzas y se fue hasta Holbox una vez mas. Quería ver la choza y las casa nido y nada ni nadie la detendría.
Desde muy lejos distinguió la lancha a algunas cuadras de la playa. Entonces detuvo el paso, jugueteó un rato en la arena y se devolvió hasta desaparecer camino a Chiquilá. Pero no se embarcó en el ferry de regreso a Caracoles. Se metió en la selva, esperó que fuera de noche y regresó hasta la choza serpenteando entre la arena y la selva. La lancha seguía ahi. La choza existía y tenía luz. No quiso acercarse a husmear. Simplemente se sentó cerca del pozo séptico a esperar que alguien saliera de la choza.
Horas despues Deyamira caminó hacia el pozo séptico y mientras estaba sentada, mas ensimismada en el recuerdo de su hija que haciendo sus necesidades, sintió la voz queda de Aracelis: "Mamá, tengo miedo. Si corres algun peligro regresa a la choza que yo vendré a ayudarte."
Deyamira intentó correr hacia ella. No la veía. Gritaba Aracelis, Aracelis, hacia la oscuridad desde donde había venido la voz de su hija.
La lancha. Cuidado con la lancha murmuró la muchacha antes que su madre llegara hasta ella
Deyamira la abrazó y la besó mil veces sin encontrar palabras.
Luego solo dijo: En la lancha está Louis esperando por tí.
Aracelis creyó haberse vuelto loca. Solo podia ser su imaginacion. La choza, su madre, Louis esperando por ella. Imposible. Se desmayó.
Temprano al día siguiente el viejo Guillermo fue con Aracelis por provisiones, en el dingui mientras Louis dio vuelta alrededor de la isla Holbox para cargar combustible en Caracoles. A media tarde Louis tomó rumbo a Nueva Orleans sin decir nada a nadie.
Aracelis y Deyamira, pensando que se trataba de un paseo para celebrar que por fin estaban todos relativamente a salvo, pasaron el atardecer impiando el Beloved, pues el Sonora habia sido rebautizado con su nombre original.
Aracelis no paraba de cantar. Louis la escuchaba y, a veces, la acompañaba con el saxo mientras Guillermo tomaba el timón de la lancha.
Al día siguiente, tan pronto despertaronn, cada uno preguntó a Louis para cuándo estaba previsto el regreso a Holbox. El joven les dijo que estarían en Nueva Orleans en un par de días.
Deyamira solo dijo voy a preparar café.
Guillermo preguntó cómo lo harían con inmigración. Louis le dijo que llegarían a su casa y que ahí la unica autoridad es su madre, quien ya encontraría manera de ordenar los asuntos legales. Guillermo comprendió que Louis probablemente ni siquiera sabe que existe inmigración.   
Aracelis se despertó tarde y cantó mucho rato antes de acercarse a Louis. Cuando finalmente preguntó hacia dónde y le dijeron hacia Nueva Orleans estaba fascinada. Había sido uno de los primeros lugares que buscó en Google cuando empezó a navegar en el computador de Jacinta. Trataba de imaginar cuál sería la casa de Louis. Por fin iba a conocerla.
Y así pasaron días de navegacion durante los que Aracelis canta mientras pesca con Louis, canta mientras ayuda a su madre a cocinar y mantener la lancha reluciente, canta mientras toma sol en cubierta.
Guillermo se turna con Louis al timón.
Al sexto dia de navegacion Guillermo se atrevió a decir a Louis que si siguen navegando en círculo los descubrirá la Guardia Costera y ahí sí habrá inmigracion y los devolverán a México.
Entonces Louis tragó fuerte y tomó rumbo a casa.
Había intentado prolongar un poquito esos días con Aracelis.
Imaginaba que apenas llegaran empezarían dificultades que durarían algunos meses hasta que mamá aceptara que su familia ha crecido y que es necesario cuidar a los mexicanos que vienen con el enorme colibri negro que tanto añora, que emigra cada algunos años y que demora mucho en regresar.
Cuando por fin llegaron al muelle de papá, a media mañana, nadie salió a recibirlos ni tuvieron cómo entrar en casa. Se quedaron en la lancha.
Así Louis discurrió que mejor los dejaba en la lancha y que los haría bajar una vez hablado el asunto con mamá cuya ausencia le extrañaba y causaba congoja, pues mamá nunca salía de casa.

Al atardecer llegó Walter, el papa de Louis con sus dos hijos en una enorme camioneta Dodge RAM 3500 gris oscuro último modelo.  Cuando vieron a Louis el asombro y la alegria fueron inmensas, aunque solo duraron segundos, pues papá, llorando todavía sin haber dejado de abrazar a Louis, le dijo que mamá no soportó saber que su hijo estaba secuestrado y que semanas después de la noticia tuvo un derrame cerebral y murió.
Louis sintió que de pronto se hizo de noche. Que todo estaba muy oscuro.
Entró a casa. Se sentó en la sala y no quiso nada: ni hablar, ni comer, ni beber. Parecía estar dormido con los ojos abiertos.
Papá que temía que su enorme chico, un hombre ya, pudiera morir de tristeza igual que su madre, no lo abandonó un segundo y no se cansaba de preguntarle si quería algo y de recomendarle dormir, descansar, comer, salir a caminar, tomar cerveza, ir a ver los colibri, buscar entre las estrellas un cometa nuevo que pudiera ser ella. Impotente, Walter lloraba en silencio.
Todo en vano. Louis estaba encerrado en sí mismo como nunca había estado.
Y así pasaron la noche, el muchacho quieto y el padre observando, proponiendo, esperando asustado, preguntándose cómo manejar a este amado desconocido que venía de quizás qué sufrimientos.
La mañana siguiente papá fue a dejar a los chicos a la escuela y volvió de inmediato, pues había dejado a Louis aun inmóvil en la sala.
Al regresar observó que Louis por fin se había quedado dormido, inclinado en el propio sofá donde había pasado la noche.
Entonces papá fue a ver si en el muelle estaba la lancha. Encontrarla intacta le produjo un gran placer.
Pronto adivinó que había gente dentro de la lancha. Corrió a casa y regresó en la Dodge RAM3500 con su rifle Smith & Wesson M&P10 para veinte rounds calibre .308. Se parapetó detras del enorme vehículo, disparó al aire una primera andanada y gritó, en perfecto inglés: Los de la lancha, salgan uno a uno con las manos en alto. Cualquier movimiento sospechoso disparo a matar.
Al tercer aviso asomó el viejo Guillermo con las manos en alto dando explicaciones que papá Walter comprendió eran en español pero que no entendía porque nunca logró aprender el idioma hablado de su esposa. Los demás idiomas no verbales con que ella se comunicaba le resultaron fáciles de entender e inolvidables.
Con gestos, Walter logró que Guillermo se acostara boca abajo a un costado del muelle y siguió repitiendo su mensaje en inglés. Las damas a bordo estaban tiradas en el piso en posición fetal dispuestas a permanecer ahí hasta que llegara inmigración y se las llevara.
Afortunadamente los gritos de Walter y los tiros que dio al aire despertaron a Louis que, imaginando lo que ocurría, corrió hasta el muelle gritando: Papá, papá, no te preocupes, son gente inofensiva.
Louis entró en la lancha y al cabo de algunos minutos asomó con la Hermosa Deyamira y su hija.
Walter pensó Gracias a dios ya mi Louis no se muere de tristeza. ¿Quienes serán estos sujetos? ¿Habra Louis traido esclavos? ¿Qué haré si la policia descubre que tengo inmigrantes ilegales? Las sorpresas que me da Louis terminarán matándome.

Así comenzó una nueva etapa para cada uno de ellos.
Aracelis nunca pudo dejar de cantar y pronto comenzó a subir sus canciones a Youtube. Louis le sugirió mil veces que se dedicara a la música, pero ella soñaba con ser doctor en medicina. Excelente estudiante, parecía destinada a alcanzar su sueño, hasta que la hicieron cantar en un evento en la Universidad. Se desató lo inevitable. Pronto se hizo famosa. Unos dicen que solo por su voz. Otros, que con esa sonrisa y su exquisita y sensual belleza habría podido ser cantante incluso en películas de cine mudo.

Walter tuvo graves problemas. Siempre había amado a Greikeli, la madre de Louis y jamás durante sus años de matrimonio y en el tiempo transcurrido desde su muerte miró a otra mujer, hasta que Deyamira asomó desde el interior de la lancha. Si hubieran sido secuestradores, Walter no habría podido disparar un tiro. Todo se le hizo difícil desde ese momento. Perdió la naturalidad, el aplomo. Dejó de ser la figura inconmovible del pater familia que está por encima de todo y de todos. Intenta ocultarlo pero sabe que el criador de colibrí es un maldito astrónomo que no pierde detalle, que cada día constata el menor cambio habido entre millones de estrellas.
Deyamira, Aracelis y Guillermo construyeron una pequeña cabaña dentro del terreno donde están la casa y el muelle de Walter y pronto se trasladaron a ella. Deyamira no cabía en sí de dicha. Por primera vez desde que la abandonó el padre de Aracelys se sentía segura y tranquila. Sentía que Louis había caido de ese cielo que con sus estrellas y diminutos colibrí parece ser el único mundo para el que tiene ojos el muchacho del saxo.
Guillermo, a pesar de sus años, es un colaborador incansable y el callado asistente para todo oficio tanto en casa como cuando Walter lleva a todos a pescar o de excursión en su Dodge RAM.
Deyamira, que desde el primer día ha captado el interés que despierta en Walter, hizo lo posible por mantenerse lejos de él y por aparentar que no entendía la razón de los desvelos y atenciones  que le dispensaba, y se esforzaba por creer cada disculpa con que Walter se acercaba a golpear la puerta de la cabaña, lo que no era fácil porque Walter tan pronto ponía sus ojos en ella tartamudeaba y olvidaba el discurso que había preparado.

Años después, Louis, Aracelis y los demás chicos se fueron a la universidad y Guillermo, que no podía con la nostalgia, regresó a México. Deyamira y Walter quedaron viviendo solos, ella en la cabaña y él en esa casa que cada día le parecía mas grande, hasta el día en que Walter se acercó a la cabaña con un discurso que solo pudo terminar con gestos mediante el cual propuso a Deyamira vivir juntos en la casa o en la cabaña si ella prefiere estar ahí, a orillas del mar, como dicen que estaba en Holbox. Entonces ella lo besó y le pidió hacer un viaje juntos por el Golfo, pescando y escuchando las canciones que Louis tocaba. No le quiso decir las que Aracelis cantaba porque la muchacha conocía y cantaba cada version de todas las canciones que existen, desde Gardel y la Piaf hasta Justin Bieber y Adele pasando por Pavarotti e Il Volo.

Louis llevaba cinco años fuera de casa, en la Universidad, cuando una tarde mientras miraba las estrellas descubrió que aquel rayo de luz, en el primer viaje, ése que desde lejos parecía indicar que allá, sobre la arena de Holbox estaba la moneda con la clave para encontrar el Tesoro, en realidad estaba mostrando el propio tesoro, dorado como el oro, con perlas en la sonrisa, voz maravillosa como sus ojos esmeralda, como sus muslos y sus caderas, muy parecida a la esposa que había soñado tener, preciosa como Deyamira, casi idéntica a ella.
Entonces, por tercera vez dejó todo tal como estaba en ese momento y partió en busca del tesoro. Ahora tiene todos los datos. No llevará pala ni azadón. Solo un anillo de oro con una esmeralda del color de los ojos de Aracelis y el viejo saxo Roy Benson, todavía sin caja.

 

Antonio García V. (a) Darío Varela