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DAVID CAMERON NO DA LA TALLA
Antonio García V. 06.11.2012

El viento y la tempestad ayudan a los grandes capitanes. Son días de sol para los líderes de verdad, pues entonces brillan.

Pero el viento y la tempestad arrasan con aquéllos vestidos de almirante que tomaron el timón en días de sol. De modo que pronto se los ve mareados, ciegos, incapaces de reaccionar en forma adecuada.

El problema es que los vientos y las olas están aquí para tragarse el barco y toda su tripulación.

Los discursos de Cameron del 9, 11 y 15 de Agosto muestran que es un Capitán de Aguas Quietas (CAQ) y precisan las maniobras que él considera apropiadas para sortear una tempestad que ni siquiera comprende.

Incluso bravuconea que él imaginó las maniobras necesarias desde mucho antes de la llegada de la tempestad, incluso años antes de empezar a usar su disfraz de almirante.

Ofrece palos y zanahorias en su barco. Muchos palos y algunas zanahorias antes de que se pudran.

Afirma que ya ha identificado a las “120.000 familias-problema” responsables del viento y la tempestad y que incluso ha traído un Experimentado Marino para encargarse de esas familias.

Para su desazón, Bratton, el Experimentado Marino, al sentir la pasión del viento y la brava determinación del oleaje, dice de inmediato a su nuevo jefe, el Capitán de Aguas Quietas hermosamente vestido de Almirante: “son los cielos que rugen sobre nosotros… no son toses de niños ni es que las madres abandonadas que cuidan de ellos no les puedan procurar el modelo de padre necesario para que esos chicos dejen de toser, de reclamar e incluso de amotinarse cuando observan que Ud. va en camino de hundir este magnífico barco y con él a todos nosotros”

“Pero saquean ─grita el CAQ ─. Muerden los palos que mis hombres les atizan. Incluso han asesinado o parecen haber asesinado o se los podría hacer aparecer como si hubieran asesinado a uno o dos inocentes.”

El EM mira el hermoso barco y se pregunta cómo alguien podría saquear un navío que ya ha sido tan cuidadosa y meticulosamente saqueado por grandes hombres que sonríen, arruinan bancos, pinchan teléfonos y disfrutan de la vida en compañía de CAQ y sus oficiales, para no mencionar los beneficios fiscales que se les otorgan.

Pero el EM no tiene oportunidad de hablar, pues CAQ ya está arengando a los suyos:

“No es la tempestad que hemos permitido que acopie fuerzas y se desencadene, si no el hecho de que nos hemos quedado paralizados por una Declaración de los Derechos Humanos que podemos borrar y reescribir… No miréis el mar. No consideréis siquiera el viento. Solo se trata de ellos y nosotros. Muchos palos y unas pocas zanahorias que no necesitamos porque ya hemos comido demasiado bastarán para hacerles sentir que son parte de nosotros y que deben ser suficientemente juiciosos como para permitirnos saquear por ellos, esto es, por todos nosotros.”

 

Antonio García Varela (a) Darío Varela