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BACHELET Y EL SAQUEO DE CHILE
Antonio García V. 30.03.2013


Bachelet tuvo 3 años para preparar el lanzamiento de su candidatura presidencial.
Esos mil días no le fueron suficientes para escribir cuatro líneas solidarias y comprometidas.
Cuatro años de gobierno no le alcanzarán para mucho más.
Apenas si le permitirán cumplir su tarea principal, cual es postergar por cuatro años más la atención de las necesidades del pueblo de Chile. Permitir que el saqueo se prolongue cuatro años más. Contribuir a que la derecha consiga hacerse cargo una vez más de la orquesta de saqueadores, como han hecho estos años Piñera, Longueira y otros que merecen cárcel y nunca la tendrán.
Bachelet debió comenzar su discurso pidiendo perdón porque su ligereza y falta de mando condenaron a muerte a cientos de chilenos que fueron barridos por el tsunami del 27 de febrero de 2010. Según muestran los videos, Bachelet, sin más razón que su falta de liderazgo optó por privar a los amenazados por el mar de su derecho a saber el riesgo que corrían. Decidió callar y abandonarlos a una muerte segura.
Hoy, cuatro años después, todavía no tiene la fuerza moral necesaria para solidarizar con esas familias y admitir que se equivocó, que esa noche estaba asustada y no supo actuar. Que lo único que le preocupaba esa noche, como muchas otras, eran las cámaras. Que no fue capaz de tomar acción alguna excepto intentar verse bien y parecer al mando de la situación.
Hoy, cuatro años después, no solo no se disculpa ni lava los pies de esos familiares. No dice que hará un Memorial del Holocausto que los recuerde y que haga presente a los presidentes de Chile su responsabilidad de velar por la vida de su pueblo. En vez de disculparse, de humillarse, de postrarse acongojada ante el sufrimiento y el daño irreparable que ha causado, Bachelet calla y esconde su responsabilidad. Y además levanta un chivo expiatorio. Consigue un sujeto que declara que él es el responsable superior y único de lo ocurrido esa noche. Que no permitirá que las responsabilidades lleguen hasta más arriba, esto es, hasta Bachelet. Ese chivo expiatorio sabe que cuenta con la futura presidente de Chile y con un sistema de justicia servil, penetrado por el poder económico y político, que le garantiza impunidad y le permite precisar desde ya hasta dónde llegarán las responsabilidades.
En su discurso Bachelet no menciona a la Concertación para no contaminarse con ella, para dar la idea de que está por encima de ese conglomerado de partidos políticos de pseudo izquierda, siervos de los que saquean Chile. Que no es parte de ella, que no es su arma letal y sigilosa. Sin embargo declara que participará en las primarias. ¿En cuáles primarias? ¿En las de la innombrable Concertación? ¿Tres años no son suficiente para cuidar los detalles de un discurso diseñado para esconder sus verdaderas intenciones?
Pero la incapacidad de reconocer culpas y su incompetencia incluso para disimular, no es todo lo que la inhabilita, lo que la discapacita.
Tan grave como ello es su posición ante el despiadado saqueo que padecen los chilenos.
Sin necesidad de consultar a nadie ni de escuchar a nadie, ella sabe que unos pocos privilegiados saquean cada día a millones de Chilenos.
Saquean las AFP que cobran una comisión flat del 25% e invierten los fondos en sus propios negocios y en negocios ilegales. El monto de este saqueo suma tres billones de dólares anuales.
Saquean las ISAPRES que venden cincuenta mil planes de salud, si, 50.000, que nadie conoce ni entiende y que anualmente incrementan de precio mucho más que la inflación. Además las Isapres son propietarias de clínicas y hospitales a pesar que la ley, ese privilegio que les permite imponer exacciones a todos los chilenos, les prohíbe expresamente hacerlo. También ellas roban a los chilenos billones de dólares cada año.
Saquean las siete familias propietarias de la industria pesquera que gracias a ministros y legisladores venales han conseguido que se les regalen todos los pescados de Chile, a cambio de nada, por quince años prorrogables y con la posibilidad de vender esos derechos. Este saqueo suma dos billones de dólares anuales.
Saquean las empresas eléctricas con tarifas amañadas y con sistemas de facturación que expolian a todos los chilenos y son causa principal de la contaminación de Santiago. Solo por concepto de tarifas amañadas este saqueo suma 300 millones de dólares anuales. El costo agregado de los privilegios de las empresas eléctricas que saquean Chile también suma billones de dólares anuales.
Saquean las empresas del cobre pues Chile, que antes refinaba su cobre hasta exportarlo con un 99,99% de pureza, hoy lo exporta en bruto, sin refinarlo, para declarar menor valor y para llevarse con él oro, la plata y sobretodo el molibdeno que va con ese mineral de cobre. Este saqueo suma decenas de billones de dólares anuales.
Saquea la educación mediante esquemas que disimulan a través de alquileres y otras figuras las inmensas utilidades que generan los colegios y universidades.
Saquea el Servicio de Impuestos Internos (SII) al imponer férrea disciplina fiscal a las PYME y personas naturales mientras condona impuestos a grandes empresas por montos que también suman billones de dólares. El director del SII y encargado de este saqueo, Jaime Pereira, además lucra mediante el alquiler de sus propiedades a las empresas a las que favorece con la condonación de impuestos y mediante beneficios inmobiliarios ilegales que su cargo le permite conseguir para sus propiedades.
Saquean las empresas privadas que se han apropiado del agua de todos los chilenos y que gozan de tarifas que pueden aumentar a sus antojo en las épocas de mayor demanda, beneficio del que también disfrutan los saqueadores del gas.
Saquean los propietarios de las empresas de autobuses que obligan al pueblo a pagar cuatro pasajes por persona los días de semana santa y fiestas nacionales, fechas en que las personas por fin pueden viajar a sus hogares.
Ante este tsunami que comenzó mucho antes de su gobierno, que creció durante su mandato y que sigue cada día más floreciente, Bachelet también calla, tampoco avisa, también deja a las victimas abandonadas a su suerte. Se limita a decir que está dispuesta a escuchar a esos millones que se ahogan, que pierden sus hogares, que no encuentran qué hacer para pagar esas cuentas siempre crecientes.
Ante los saqueadores Bachelet, mudo y paralítico testigo privilegiado, calla una vez más, se margina, finge que no sabe y que no ve. Sonríe mientras permite que siga la fiesta de unos pocos. Total, viene de la ONU, donde todo quedó igual, a contribuir a que en Chile todo siga igual.
A que le permitan ocupar el cargo de presidente, con su estetoscopio del que se jacta que vende mucho y con su sonrisa de espectador insensible, de agente principal del juego, de parte privilegiada del modelo, como son ella y su familia.
¿Se podrá, por último, esperar de ella que atienda la necesidad de derogar la constitución diseñada por la dictadura que asesinó a su padre e impulsar una Constitución nacida de la soberanía de la nación?
Si no es capaz de reconocer su culpa más evidente, si no es capaz de mencionar por su nombre y prometer poner término a los saqueos de los que ha sido cómplice y que traen miseria y opresión a millones de chilenos, mal se puede esperar que haga algo para escribir las nuevas tablas de la ley que el país necesita y para expulsar del templo a los fariseos que ejercen una despiadada plutocracia.

Antonio García V. (a) Darío Varela