Antonio
García es autor del Proyecto "TASA HUMANA",
el que se describe a continuación:
TASA HUMANA. DEMOCRACIA EN EL INGRESO.
Remuneraciones Justas. Participación en las Utilidades.
Antonio García V. 20.12.2012
La conducta de los bancos y demás especuladores
financieros tiene gravísimas consecuencias para la
vida de las personas y destruye las posibilidades de millones
de ellas.
Políticos y especuladores deben comprender
que les conviene atenuar la ferocidad de su conducta, puesto
que tanta desigualdad es insostenible y desatará contra
ellos la violencia que genera su codicia.
Las acciones necesarias para desactivar el
terrorismo que ejerce el “capitalismo sin barreras”
son varias y de naturaleza diversa. Una de ellas es pagar
Remuneraciones Justas, lo que se puede garantizar mediante
una ley que realmente obligue a las empresas a pagar a sus
trabajadores una Participación en las Utilidades alcanzadas
cada año.
Muchos estudios demuestran que los empresarios
cada día se llevan una parte mayor de los beneficios
que genera su actividad económica.
Los Indices de Gini, muy gratos a la clase
dominante porque son los que más disimulan la magnitud
de la inequidad, evidencian el progresivo deterioro de la
parte del ingreso que llega al tercio de la población
que tiene menores entradas.
Una de las causas más obvias de la
inequidad con que se distribuye la renta es la baja remuneración
que se paga al trabajador.
Incluso en países desarrollados muchos
trabajadores reciben un salario que no le permite salvar el
umbral de la pobreza. Son esclavos que escasamente logran
subsistir.
La progresiva reducción de los sueldos
ocasiona que la clase media desaparezca para dar lugar a una
inmensa clase desposeída.
Varios factores determinan que el trabajo
reciba una remuneración cada día menor.
Uno de ellos es la tendencia de las grandes
empresas a producir en los países donde la esclavitud
se practica con mayor ferocidad.
Un ejemplo de ello es Apple, que fabrica sus
iPhone y otros productos a través de Foxconn, empresa
china cuyos trabajadores esclavizados reciben una miseria
a cambio de jornadas interminables en cárceles donde
la disciplina se impone a punta de fusil. A pesar de ello,
los consumidores, único sector que podría poner
coto a la feroz codicia de Apple, en lugar de boicotear al
explotador se ufanan de ser “clientes apóstoles”
que se visten con ropa publicitaria y predican la “bondad”
de sus productos.
Otro factor que contribuye al pago de salarios
de hambre es que los gobiernos, entre desesperados, manipulados
y coludidos, aceptan la idea de “liberalizar”
el mercado de trabajo: eliminar el límite a la cantidad
de horas que una persona trabaja por día, al salario
que se le paga por hora y a la indemnización por despido
(costo del despido).
Despedir sin pagar (pronto se impondrá
la idea de que el trabajador indemnice a la empresa cuando
sea despedido) facilita una elevada rotación de los
trabajadores. Esto reduce el poder sindical y las remuneraciones,
puesto que a quien exige aumento de salario se le despide
sin costo ni riesgo ya que la ciudad está llena de
hambrientos deseosos de llenar ocupar ese cargo que piensan
que les permitirá salir de la pobreza.
La solución al problema de las remuneraciones
injustas, si bien parece difícil, es simple al extremo
que ya existen países en que se aplica seriamente y
otros en los que está en vigor, aunque con el vigor
propio de la responsabilidad social empresarial; esto es,
existe una ley que no se acata o una ley que lo establece
y mil otras que permiten eludirla.
La solución consiste en poner en práctica
la Tasa Humana: así como una parte de las utilidades
de las empresas se destina al pago de impuestos, otra parte
debe ser distribuida entre quienes produjeron los beneficios.
Esto es fácil de implementar: tal como
para determinar el monto de los impuestos a pagar las empresas
deben demostrar en detalle los ingresos que tuvieron y los
costos y gastos en que han incurrido, así mismo deben
estar obligadas a demostrar en detalle las “horas-hombre”
que se trabajaron para generar esas utilidades, identificando
a esas mujeres y hombres, de carne y hueso, de sangre, sudor
y lágrimas, de hijos abandonados y enfermedades acalladas,
y precisar en cada caso cuántas fueron las horas con
las que ese trabajador contribuyó a generar esas utilidades.
Y un porcentaje de las utilidades anuales
de cada empresa debe distribuirse sin remilgos ni excepciones
entre quienes las produjeron.
La distribución debe hacerse en proporción
a las horas que trabajó cada persona ese año
en la empresa, lo haya hecho en condición de trabajador
fijo o contratado, eventual o tercerizado. Deben entrar todos
sin excepción porque todos sin excepción contribuyeron
a generar los resultados.
Es aceptable incluso que esa distribución
se haga ponderando las horas de cada trabajador por la remuneración
anual promedio efectivamente pagada a cada uno de ellos o
que se pondere atendiendo al numero de cargas familiares que
ese trabajador soporta, lo que está implantado en países
como Ecuador
Hay países, como Venezuela, donde la
ley obliga a las empresas a distribuir el 15% de las utilidades
y las empresas cumplen con ello en alguna medida. Existen
otros, como Chile, donde si bien existe la obligación
de distribuir el 30% de las utilidades (probablemente la tasa
más alta del mundo), existen excepciones y resquicios
legales que permiten que no se pague nada por este concepto.
Para evitar subterfugios la ley debe ser clara
y simple: del mismo modo que existe la obligación de
pagar impuestos y éstos deben enterarse en determinadas
fechas, es necesario que exista la obligación de pagar
a los trabajadores su Participación en las Utilidades,
y el pago debe hacerse sin sustituciones, límites o
excepciones y dentro de un plazo tan inmediato y perentorio
como el que se establece para el pago de los impuestos.
Es eficaz y razonable que sea la propia autoridad
tributaria quien revise el cálculo y los soportes de
la Distribución de las Utilidades, para así
asegurar que cada año, sin excepción, los trabajadores
se lleven un porcentaje de la riqueza generada por cada una
de las empresas en las que trabajaron durante ese año,
dado que cada día es mayor la tendencia a que los trabajadores
se desempeñen eventualmente aquí y allá,
estrategia de gestión laboral que incrementa las utilidades
y que, de no mediar la Tasa Humana, contribuye a la grave
desigualdad imperante.
La Tasa Humana o la Distribución de
las Utilidades detendrá para siempre el incansable
deterioro que han venido experimentando las remuneraciones.
Así, ocurrirá que si una empresa
opta por pagar las remuneraciones más bajas que permite
la ley, lo que incrementa sus utilidades, ella terminará
pagando remuneraciones justas tan pronto cumpla la obligación
de distribuir entre sus trabajadores una parte de esas grandes
utilidades.
Y del mismo modo que la evasión tributaria
se paga con cárcel porque significa que el empresario
ha eludido sus obligaciones para con el estado, la evasión
de la Distribución de Utilidades debe ser penalizada
con cárcel porque significa que el empresario ha incumplido
sus obligaciones para con los seres de carne y hueso, para
con las personas con quienes compartió, para con aquéllos
que entregaron parte de su vida para generar esas Utilidades.
Martin Luther King dijo: Las leyes no hacen
los corazones, pero las leyes hacen las costumbres y las costumbres
hacen los corazones.
Esta ley de Participación en las Utilidades
(Tasa Humana) podrá ser especialmente dolorosa para
los empresarios, pero creará la costumbre de pagar
remuneraciones justas. Y llegará el día en que
el empresario vea con buenos ojos el hecho de remunerar con
justicia al trabajador. Y poco importa si lo verá bien
porque su corazón se habrá hecho más
sensible o porque los trabajadores dispondrán de más
dinero para comprar sus productos.
Para tener una idea de lo que está
en juego con la Tasa Humana, se puede retomar el caso de Apple,
empresa que en el año 2011 pagaba en remuneraciones
solo el uno por ciento (1%) del precio de venta del ipad,
mientras obtenía utilidades por un 33% de ese precio
. De modo que sus utilidades representan TREINTA Y TRES VECES
(33) veces las remuneraciones que paga.
Al aplicar una Tasa Humana del 15%, Apple
tendría que distribuir entre sus trabajadores un 15%
de esas utilidades que representan 33 veces las remuneraciones.
Esto significa que estaría obligado a pagar a cada
trabajador un 4.65 veces lo que le pagó ese año,
con lo cual cada trabajador terminaría recibiendo 5.65
veces lo que a lo largo del año había recibido.
La Tasa Humana sería sin duda un paliativo
para esos seres que trabajan para Apple en condiciones inhumanas,
con altas tasas de suicidio y en usinas con el aire tan saturado
de partículas de aluminio que dos de ellas hicieron
explosión en forma espontánea, causando un total
de 4 muertos y 80 heridos, según cifras oficiales chinas
tradicionalmente pálidas . Las explosiones ocurrieron
pocas semanas después de haberse dado a conocer un
informe técnico que anunciaba que así ocurriría
en caso de mantenerse la concentración del polvo aluminio
imperante en los lugares de trabajo. No se conocen los informes
que precisan el daño que experimenta la salud de los
trabajadores condenados a respirar aluminio en una concertación
tan alta que es capaz de hacer explosión en forma espontánea.
En justicia corresponde que Apple, a más
de pagar la Tasa Humana, indemnice a sus trabajadores por
el daño físico que les ha causado
Por otra parte, muchas empresas financieras,
las que se caracterizan por ventas reducidas y escasos empleados,
obtienen grandes beneficios y además son favorecidas
por la legislación que protege a las pequeñas
empresas. En su caso, las remuneraciones ni siquiera representan
el 3% de las utilidades, como en el caso de Apple, y la aplicación
de la Tasa Humana permitiría que sus pocos trabajadores
alcanzaran un nivel de vida razonable.
Un beneficio adicional de la Tasa Humana se
deriva de que, al tener Participación en las Utilidades,
los trabajadores se interesan en conseguir que las Utilidades
sean determinadas sin trampas ni subterfugios, lo que contribuye
a que las empresas declaren las Utilidades que realmente obtuvieron
y paguen los impuestos que les corresponde pagar.
Muchos empresarios rasgarán vestiduras
y alegarán que no es bueno ni eficiente que los trabajadores
se interesen en saber cuáles son y cómo se determinaron
las Utilidades que realmente arroja su empresa. Es claro que
esta actitud vigilante del trabajador va contra el espíritu
oscurantista con que ciertos empresarios gustan manejar sus
negocios. Pero es el caso que uno de los “10 Mandamientos
de la Democracia” es absoluta transparencia o democracia
en la información.
Por otra parte, todo experto en administración
de empresas sabe que un profundo conocimiento de cada detalle
de la gestión de una empresa contribuye a elevar su
productividad.
Finalmente nadie puede poner en duda que la
productividad de un trabajador que sabe que parte de las utilidades
que genera la empresa serán para él, es mucho
mayor que la productividad de un trabajador que sabe que lo
están explotando y que su salario no le permitirá
salir de la pobreza.
|