Del libro "APNEA DEL SUEÑO, remedio inmediato para un mal incurable", por Darío Varela

¨Capítulo 8. ¿CPAP, UN ENGAÑO CRIMINAL?

¿Ha pensado cuánto puede estar ganando su médico cada vez que prescribe el uso de un CPAP?
Probablemente Ud. se dirá que nada. Que un hombre tan honorable no puede estar en el negocio, aunque es verdad que le está recomendando usar un equipo costoso que jamás podrá sanar su enfermedad.

Durante los últimos años, cientos de médicos de apariencia tan honorable como el suyo han instalado a sus pacientes desfibriladores innecesarios, generando así negocios por varios billones de dólares (ver capítulo 16).
Y no es que se hayan limitado a recomendarles comprar un equipo y conectarse a él con una máscara y una manguera.
Es que han abierto el tórax del paciente, rompiendo costillas, para instalarle un equipo que no necesita y cuyo funcionamiento ha causado la muerte a personas que de otro modo seguirían con vida.
También el CPAP ha causado la muerte de miles de personas despojándolas del deseo de vivir. Hastiándolas hasta la muerte de estar conectadas cada noche a una máquina que jamás le permitirá sanar ni librarse de ella.
Y su médico y miles de otros médicos recomiendan usar el CPAP, unos porque su ignorancia o su desinterés en la calidad de vida del paciente le permiten olvidar el daño que causa el CPAP y otros, muchos otros, porque están en el negocio: porque cobran por cada paciente que logran conectar a un CPAP.

Y es así que el único tratamiento usado hasta hoy para atender la Apnea del Sueño es el empleo de un sistema CPAP conformado por una bomba de aire y diversos accesorios que en conjunto crean una presión de aire a través de la boca y/o nariz del paciente cuyo propósito es inflar sus pulmones en medida suficiente para que el proceso respiratorio tenga lugar incluso si el paciente no respira por si mismo.
El CPAP pretende ser una ayuda parcial, un paliativo a la falta de la respiración autónoma o inconsciente.
Pero el CPAP no es un remedio a la enfermedad. Y además esclaviza al paciente. Lo convierte en minusválido. Lo hace para siempre dependiente de una máquina y mil accesorios y además le causa irritación de las vías respiratorias, lo que aumenta su propensión a sufrir Apnea Obstructiva.
Las empresas fabricantes de CPAP no tienen incentivo alguno para que el paciente comience a respirar. Por el contrario su pesadilla es precisamente que de la noche a la mañana empiezan a hacerlo, propósito del presente libro, lo que las precipitaría en el abismo de una irremediable catástrofe económica.

La pieza central y más costosa del “Sistema CPAP” es una bomba a la que genéricamente se llama CPAP y cuya manifestación original y más elemental se llama precisamente CPAP, siglas que corresponden a “Continuous Positive Airway Pressure”: presión continua positiva sobre la vía respiratoria.

De modo que el CPAP original o más elemental es una bomba que genera una presión constante sobre las vías respiratorias. Como se comprenderá, existen otras bombas derivadas del CPAP que generan presiones variables que el paciente puede regular a capricho (APAP o “CPAP Auto ajustable”), otras que generan dos presiones, una de salida y otra de entrada (Bilevel CPAP) e incluso una variedad de esta última llamada “Bilevel ST CPAP”.

Los precios promedio a fines de 2010, en USA, para estas máquinas son, en dólares, 310 para el CPAP, 570 para el Auto Ajustable, 1.100 para el Bilevel normal y 3.300 para el Bilevel ST.

A esa fecha, en USA, el 50% de los pacientes emplea APAP y el 47%, CPAP básico.

Existen numerosos modelos de cada uno de estas unidades, a los que se atribuyen las más caprichosas propiedades, todo aderezado con complejos tecnicismos como “titración” y otros que sin duda hacen más difícil la vida y mayor el desconcierto de los desesperanzados pacientes.

Adicional a la bomba se deben adquirir los elementos complementarios del sistema: mangueras, máscaras y sujetadores.

Agréguese a ello humidificadores, ya que el aire a presión seca boca y nariz. Y sistemas de potencia ininterrumpida, porque fácil es convencer, a quien ya ha terminado por creer que su vida depende de un CPAP, que mal haría en permitir que ella se extinga por el solo hecho de que el suministro de energía eléctrica experimente una interrupción.

Pero lo expuesto ni es todo ni es siquiera la mitad del todo.

Existen además mil accesorios cada uno de los cuales se publicita como indispensable y vital: alzadores de mangueras; filtros de aire universales bacteria/virus; adaptadores giratorios de 360º entre manguera y máscara y entre máscara y bomba; nebulizadores; defibriladores; mangueras de “Rendimiento Blanco Puro”, más flexibles y livianas; ganchos para amarrar el tubo a la cama; spray de limpieza, unos para la máscara y otros para el contorno o borde de la máscara (dos productos enteramente distintos cada uno de ellos con propiedades en extremo especializadas) aderezados con diversas esencias; calentadores, cubiertas y envoltorios para tubos; válvula de contrapresión de línea para evitar contra flujo de aire; paños para limpieza de máscaras; almohadas especiales de borde doble, simple o mini para canalizar el paso del tubo del CPAP; sujetadores de mejilla dobles, especiales y premiun; etiquetas “ALERTA EQUIPAJE MÉDICO”, a ser utilizada en caso de viaje; subsistemas de verificación de la presión del sistema, dotados de adaptadores de tuberías de “by pass” y de medidores de presión con o sin dispositivos de alarma; adaptadores enriquecedores de oxigeno!!; conectores rápidos de manguera para casos de extrema urgencia; etc., etc.

Como la investigación de mercado abre permanentemente nuevas vías para hacerse del dinero de los pacientes, se han desarrollado por ejemplo aparatos dentales para Apnea del Sueño, por un precio tres mil dólares cada uno, que se recomiendan para pacientes que no toleran el CPAP. Para pacientes cuyo organismo rechaza estar conectado a una máquina que porfiadamente le empuja aire por boca y marices.

Desgraciadamente estos “aparatos” suelen causar que los dientes comiencen a desplazarse, lo que supone el riesgo de padecer de Síndrome de Articulación Temporomandibular (Temporomandibular Jaw Syndrome), enfermedad que acarrea dolores y sufrimiento.

Un gigantesco mercado diseñado para explotar la necesidad de pacientes que están desesperados por descansar, por conciliar un sueño reparador y que, comienzan por creer que podrán obtenerlo del sistema CPAP que le recomienda su médico y terminan por invertir en cuanto complemento y accesorio le recomiendan con la esperanza de que “éste sí”, de que éste será el que definitivamente pondrá a producir resultados a ese sistema complejo y esclavizante que sueña que algún día deje de ronronear a su lado en la cama y comience a servir para algo.